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Relato: Un masajista se folló a mi esposa

Este es un relato adaptado de otro que escribí y publiqué en http://www.relatosprivados.com/Hetero_Infidelidad/un_masajista_se_follo_a_mi_esposa_5546.html


Cuando mi esposa y yo vamos íbamos a cumplir 10 años de casados y muchos más de enamorados. Llevábamos una vida sexual muy activa. A ella ya la conocen por las fotos y videos colgados en esta página.

Desde hacía algunos años fantaseábamos con la idea de ella teniendo sexo con otro hombre, idea que la excitaba mucho mientras hacíamos el amor pero siempre al terminar me recordaba que sólo eran fantasías y que en fantasías se iban a quedar. 
En esa oportunidad me aceptó permitirme mirar cómo un masajista le aplicaba un masaje totalmente desnuda y, cómo comprenderán, puse manos a la obra antes de que se desanime.
Busqué la fecha (escogimos el 28 junio 2007), el lugar y, por su puesto, el masajista, quien se anunciaba en Internet mostrando sus fotos pero con la cara cubierta.
Para ese día compré condones en prevención de que ella se deje llevar más allá de lo que estaba pensando permitir. Compré tanto condones de sabores, porque me moría de ganas de verla chupando otra verga, como condones normales, por si se la follaban.


Foto tomada mientras esperábamos al masajista (luego no me dejó tomar fotos)


Cuando llegó el masajista fue una desilusión pues el tipo no era muy apuesto de cara, más bien era feo, y noté la mueca de Susana (que así le dijimos que se llamaba) por lo que me imaginé que no iba a suceder nada de lo que esperaba; sin embargo el masaje seguía en pie y, como algo es algo, pensé que tal vez podría tomar algunas fotos de Susana totalmente desnuda siendo masajeada por un extraño.


El hombre comenzó su trabajo lavándose las manos, inmediatamente después él mismo despojó a Susana de la mayor parte de ropa… y ahí estaba yo, totalmente absorto viendo cómo aquél extraño dejaba a Susana cubierta únicamente con su diminuto calzón negro.
Ella se echó boca abajo y él empezó a masajearla desde los hombros, bajando por los brazos, espalda, cintura, el culo (por un buen rato), piernas, pies. Luego se dio la vuelta y empezó nuevamente desde arriba, hombros, tetas, abdomen, ingle (¡cómo rozaba su monte de venus!), piernas, pies… Media hora después iba a empezar el masaje sensual para lo cual él se desnudó quedándose únicamente con su calzoncillo rojo (la erección y el fluido que se apreciaba evidenciaban que estaba disfrutando de su trabajo) y, finalmente, LE BAJÓ EL CALZÓN!
Él tomó su calzoncito desde los lados y lo fue deslizando hacia abajo, ella en ningún momento puso resistencia y levantó el culo para facilitar la operación. Poco a poco fue apareciendo su linda chuchita, muy bonita y ordenadita, con un depilado en forma de trapecio que yo mismo me encargo de mantener.
Imaginen la escena: una habitación de hotel, una cama, mi esposa totalmente desnuda sobre la cama siendo masajeada por un extraño prácticamente desnudo. Yo, totalmente vestido, echado en la cabecera de la cama, tomo la mano de mi esposa. Es sorprendente la comodidad de la situación, parece algo cotidiano, una conversación fluye normalmente entre ellos y a mí la verga me duele de tanta excitación.
Ahora empieza de nuevo pero esta vez se concentra más en su espalda y glúteos y cada vez que puede se las ingenia para rozarle el ano, yo observo sin perder detalle. La voltea y empieza chuparle las telas, ella está con los ojos cerrados y me aprieta la mano… su boca se alterna entre teta y teta hasta que empieza a bajar y, sin que nadie le diga nada, Susana abrió las piernas para permitir que la boca de aquel extraño se encargue de arrancar los primeros gemidos de la tarde.
Es asombroso cómo abre las piernas y cómo su pelvis sube y baja buscando presionarse contra la boca de él. Su lengua se la está follando, veo el esfuerzo que hace por meterle la lengua más al fondo. Ella, sin abrir los ojos sigue gimiendo, contoneándose, apretando mi mano, abriendo las piernas.
Es hiper excitante ver ese momento: yo totalmente vestido tomo de la mano a mi esposa quien, totalmente desnuda, le abría las piernas a un extraño para que él meta su lengua lo más posible en su vulva y lama su clítoris para hacerla gemir.
Ella pidió una tregua para ir al baño (a donde fue corriendo pues quería regresar rápido a la acción). Yo aproveché para alcanzarle un condón al masajista quien comprende inmediatamente y, sin perder tiempo, se quita el calzoncillo para colocarse el condón.
Foto real del masajista copiada desde su página web.


Susana regresó a la cama e inmediatamente se echó boca arriba y abrió las piernas, me tomó de la mano, cerró los ojos y esperó…


Él se acomodó entre sus piernas, colocó la punta de su pene en la entrada vaginal de mi esposita, yo me incorporé para no perder detalle, y observé cómo milímetro a milímetro el falo de aquel extraño se iba perdiendo en el interior de la vagina de Susana. Ella apretó mi mano, abrió mucho la boca y sueltó un gran gemido… era oficial, había sido coronado cornudo, yo lo había consentido y estaba muy feliz.
Él la bombeaba, ella abría más las piernas, levantaba las caderas, él le acariciaba las nalgas, le chupaba las tetas y se la follaba a las mil maravillas. Yo la besé y pude percibir que lo estaba disfrutando y es en ese momento que apareció una explosión, el primer orgasmo llegó, ella se agitó y se retorció, él retiró su pene y ella, sin decir nada, se voltió y se puso boca abajo... ¿quieres que te den de perrito?, le pregunté, y ella asintiendo con la cabeza me susurró un "sí mi amor".
Yo mismo le di la indicación al masajista: "ahora de perrito", le dije, él no se hizo de rogar y se la vuelvió a meter y la empesó a bombear desde atrás mientras le acariciaba las tetas con una mano y el clítoris con la otra. Mi esposa me soltó la mano, necesitaba sus dos manos para apoyarse y para impulsarse hacia atrás.
Yo sigo sentado en la cama observando a mi esposa cachar como una perra con aquél extraño. Se la folló durante un buen rato hasta que llegó su segundo orgasmo: ella se estremece, se agita, gime fuerte, espasmo tras espasmo se va acomodando hasta que se echa totalmente boca abajo y así permanece, boca abajo, luego de la calentura llega la verguenza, se ha dejado llevar por su parte animal, su racionalidad no se ha impuesto, y permanece en silencio con la cara escondida entre las almohadas.
Él se da cuenta, se levanta y se viste rápidamente. Le pagué (aunque debería haberme pagado pues el también lo disfrutó), se despidió y se retiró inmediatamente.
Yo sin perder más tiempo recién en ese momento me desnudo y ella se colocó boca arriba y me abre las piernas. Me abalanzo sobre ella y le meto mi verga, su vagina está totalmente empapada y mi pene se resbala con facilidad. La besé fuertemente mientras la bombeo y sujeto fuertemente sus nalgas. Le agradezco reiteradamente el haberme hecho cornudo reiteradamente hasta que, de tanta excitación, no tardé en correrme dentro de ella para dejarle la zorra esta vez llena de leche. Nos quedamos quietos por unos minutos luego nos bañamos, nos vestimos y nos retiramos de aquella habitación que había sido testiga del cumplimiento de nuestra fantasía.
Durante las semanas siguientes casi todos los días me daba dos besos en la frente saludando mis cuernos. También me confesó que se excitabna mucho cuando recordaba ese acontecimiento y que, aunque hasta ese momento ella no sabía cuándo, ella también quería repetirlo, y me pidió que la próxima vez escoja mejor al corneador, quería a alguien más guapo y de mejor polla.


No pude tomar fotos de los precisos momentos en que se la follaron pero aún tengo los recuerdos en mi cabeza.


Si bien es cierto esta experiencia no fue totalmente satisfactoria para ella, sirvió para demostrarle que yo realmente estaba feliz de los cuernos que me había puesto y la liberó para las experiencias que luego viviríamos.


Saludos


 

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